Siempre que una etapa larga de la vida llega a su fin, generalmente la mezcla de tristeza y nostalgia nos llevan a querer finiquitar el ciclo con un festejo que sea lo más inolvidable posible. Ejemplos hay muchos, partidos homenaje en el fútbol, fiestas de despedida a los amigos que se mudan o bodas para marcar el fin de la libertad.
En el caso de cuando se culmina con éxito (relativo) una carrera profesional, la tradición marca que no hay nada más satisfactorio para alumnos y familiares, que una bonita fiesta de graduación. Así es, la comida de lujo, las bebidas que van de lo simple a lo extravagante, la música toda la noche, la elegancia, la convivencia final con tus compañeros, todos unidos en la última peda.
En el caso de cuando se culmina con éxito (relativo) una carrera profesional, la tradición marca que no hay nada más satisfactorio para alumnos y familiares, que una bonita fiesta de graduación. Así es, la comida de lujo, las bebidas que van de lo simple a lo extravagante, la música toda la noche, la elegancia, la convivencia final con tus compañeros, todos unidos en la última peda.

Pues si, no se oye nada mal, pero creo que ese tipo de conclusiones tienen un trasfondo un poco oscuro, no son conspiraciones, pero si tiene muchas deficiencias. Empezando por la comida. Como dice bien el Taliban, yo soy frijolero de culto, así crecí y ostento el título con orgullo, quizá sea algo especial para comer, pero siempre mantengo un patrón y ese es que todo lo que ingiero es simple y sin mucho chiste. La comida demasiado preparada puede ser exquisita para personas de paladar fino, pero al menos, ese no es mi caso y estoy seguro que tampoco el de la mayoría de mis compañeros de ingeniería.
A la bebida no le pongo ningún pero particular, hay variedad de de ella, desde una simple cerveza hasta cócteles e imagino que en cantidad, habrá para embriagarse dos veces en una misma velada.
El factor espectáculo si está muy dado a la chingada. La banda obviamente es lo que mueve al pueblo, es la música arraigada en nuestro pueblo/ciudad y no puede faltar. Lo demás es interminables horas de música sacada de Cheers en sus peores épocas. Estoy conciente de que no hay mucho de donde elegir para ambientar, pero si quisiera estar en lugar así, mejor voy a la Generala o alguna mierda de esas.
La cuestión de los invitados es también algo frustrante. El tener que decidir a cuantas personas invitar, entre familiares importantes y amigos que no son parte de los festejados. Obtener un número determinado y después tener que multiplicarlo por una cantidad para poder dar con la cifra mágica que fue el motivo de que escribiera esto: el dinero.
La cantidad de pesos que se gastan en estos festejos es demasiado grande si lo analizamos desde el factor costo-beneficio. Cuando me enteré de que habría fiesta de graduación, pasada mi molestia inicial, calculé 20 personas, es decir, $3,600. Es una mentada de madre. Quizá para muchos no sea un número tan alto, pero la cuestión aquí es lo que te están ofreciendo por esa cantidad. Eso de compartir con familiares y amigos ese gran logro de graduarse suena muy bien y no tiene nada malo (por más que suene a campaña publicitaria de los organizadores de estos eventos), pero tiene puntos débiles.
Ahora, qué tal si ese dinero, en lugar de invertirlo en una fiesta que va a durar 10 horas, donde vas a cenar comida que no todos disfrutan, con música que no a todos les agrada, con ropa incómoda para la mayoría (somos ingenieros), quizá sin poder ser uno mismo por estar con la familia; lo tomamos, le damos algo de organización y nos vamos de viaje cuatro días.
En bachillerato se organizó un viaje a Mazatlán para festejar la misma situación y jamás podré olvidarlo, se quedó grabado en mi cabeza y creo que nunca volveré a divertirme tanto como aquella vez. A diferencia de una fiesta con familiares, tuvimos la oportunidad de hacer nuevos amigos y de fortalecer aún más las viejas amistades. Fueron más de 100 horas de total inmortalidad emocional que dieron fin a una gran época y con el perdón de los amantes (y organizadores) de nuestra graduación, pero una fiesta jamás se va a comparar con un viaje. No vale el dinero, no se disfruta a tal grado y por favor, nunca será un agradecimiento para los papás, porque para empezar, ellos pagarán todo en el 85% de los casos.
Esto no tiene vuelta atrás y seguramente terminaré asistiendo y pagando esa cantidad por estar con los grandes amigos que hice en esta época. ¿Soy codo? A huevo y lo presumo. ¿Soy egoísta? Claro, yo fui quién pasó cuatro años en la facultad no mis padres ni abuelos, ellos me pagaron todo y sin ellos no sería ingeniero, estoy infinitamente agradecido, pero señores, el festejo final debe ser para nosotros y para nadie más, reducir 48 meses de compañerismo en un viaje es imposible, pero se está más cerca que con una fiesta, de eso estoy seguro.

Voy a leer Carrie.
1 comentario:
He asistido ultimamente a varias graduaciones y la verdad ninguna me ha gustado, factores:
Música
Comida
Bebidas
Ropa incomoda
Amontonamientos masivos de gente mierda
Y ahora quieren que pague por ir? ja!-- Vamos de viaje!
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