La tecnología avanza a pasos agigantados es una frase que se ha vuelto bastante común en la última década y media, y con justa razón. El estilo de vida que llevaron nuestros padres y abuelos era muy distinto al de nuestra generación debido a que nosotros hemos crecido con la evolución de las tecnologías, ideologías y tendencias que han sido marcadas por el fin de un siglo y el inicio de todo un milenio.
Siempre he pensado que ser de la generación de 1986 ha sido algo excelente, esto debido a que llegamos a toda esta serie de cambios radicales a una edad perfecta para disfrutarlos, estar presentes en la constante evolución y, sobre todo, recordar y comparar como era la vida antes de todas estas nuevas herramientas. Claro que no es la única generación que tiene ese beneficio (quizá tampoco la mejor) pero es la mía y por eso hablo de la misma.
El teléfono celular es un aparato que si esculcaran a cien personas en la calle, estoy seguro que fácil 98 tendrían uno, se ha vuelto tan elemental en la vida diaria, que incluso las posibilidades económicas y lo anticuadas que puedan llegar a ser algunas personas, ha dejado de ser impedimento para que tengan uno de estos.
Obviamente no soy lo suficiente mayor para recordar tiempos donde el teléfono (de casa) era un lujo y prácticamente había uno o dos por pueblo, pero si tengo memoria de los inicios del celular. Solía pensar que era innecesario y hasta mamón que hubiera personas que cargaran con uno, claro, me refería a quinceañeros hijos de papi que no tenían la necesidad de un teléfono móvil, si fueran trabajadores de una gran empresa, otro gallo cantaría.
En la actualidad, los celulares ya no sólo son herramientas para hablar por teléfono o mandar mensajes de texto. Ahora cuentan con cámaras fotográficas y de video, funcionan como reproductores de música, como memoria USB, radio, tienen Internet y otras funciones sin que los precios sean tan descomunales como se podría pensar en los noventas.
Otro ejemplo perfecto es la computadora. Cuando iba en la secundaria a lo máximo que aspirábamos era a tener máquinas con MS-DOS, quizá con un poco de suerte Windows 95. El disquete era la ley con su mega y medio de capacidad y el taller de computación era la onda porque íbamos a jugar "dolphi" o algo así, era un juego donde un cuadro grande estaba separado en nueve cuadros pequeños y teníamos que huir de una bolita que nos perseguía a toda velocidad por el perímetro de los recuadros.
La evolución de los ordenadores, ha sido de las más espectaculares, ahora mismo escribo en una máquina que para esos tiempos sería un monstruo informático, pero que ahora es una PC común y corriente que me da muchos dolores de cabeza. Estamos en una era donde tener 120 Gb de capacidad de disco duro ha dejado de ser extraño, sorprendente y mucho menos suficiente.
Hablaba de los poderosos disquetes de 1.44 Mb, recuerdo lo útiles que eran para transportar tareas en documentos de texto, sobre todo los de Álgebra que nos robábamos en el bachillerato, a prueba de balas. Ahora, el CD ha quedado inutilizado por el DVD que es siete veces más grande (en capacidad) y ahora con la salida del Blue-Ray y sus 50 Gb de almacenamiento, pronto será el fin de su era.
La televisión es un aparato que muy difícilemente sufre averías y mucho menos irreparables, por lo que llegan a durar hasta veinte años o más. En mi cuarto hay una TV que lleva unos 30 años de existencia, obviamente ya sin funcionar (no pidan tanto), sin embargo, no olvido los días que veía la serie animada de Batman, James Bond Jr y Formula 1 Casta de Campeones en inglés gracias a la antena parabólica en ese mueble con pantalla. Pero el recuerdo que me extrae toda la nostalgia, es recordar el puntito brillante que quedaba en la pantalla cuando la apagaba, un clásico de las televisiones viejitas.
Hoy en día, la calidad de las televisiones sigue siendo aceptable, siguen siendo duraderas y confiables. Sin embargo, ahora ya no se cambian la TV porque esté dañada, sino porque ha evolucionado tanto, que tener una pantalla plana de un buen tamaño se ha convertido en algo relativamente barato. Y más aún, con la llegada de las pantallas de plasma y LCD, aunado a la tendencia de los otros medios electrónicos (cadenas televisivas, películas, videojuegos) de optar por la alta definición, una televisión más o menos nueva como la mía, queda muy limitada por falta de todas esas características revolucionarias.
Además de los televisores, los celulares y las computadoras, hay un sin fin de aparatos que no se han quedado atrás en esta evolución, desde algo sencillo como un control remoto para nunca levantarte del sillón hasta una lavadora que realmente lavan solas para... bueno, nunca levantarte del sillón. Realmente todos estas nuevas versiones de viejos aparatos van enfocados en hacernos la vida más fácil, si nos hace huevones o no, ya es de cada quién, a mi me queda el saco.
Sin embargo, el invento evolucionado por excelencia, no es otro que el Internet. Mención honorífica para todos los medios físicos que se utilizan para acceder a este, pero quiero enfocarme a la red de redes como un solo ente.
Hablar de Internet en mi niñez eras saber poco o nada de lo que este concepto implicaba. A finales de mi época en la secundaria, con mi fragante computadora nueva y el Internet de 56 kbps de una cuenta ajena (como dictaba la tradición) fue cuando me empecé a empapar de lo que era esta herramienta, pero no tenía de la menor idea de lo que representaría unos años después para el mundo entero. Está de más decir que el Internet es más que una herramienta de ocio y que sirve para propósitos mucho más grandes que usar el mensajero instantáneo, pero se trata de comparar mi época sin esta conexión, y esa fue la niñez.
A pesar de que el Internet es obviamente un inmenso mar de piratería, a muy pocos les importa esto y mucho menos en México. La cuestión es que para conseguir la música de un artista, teníamos que comprar su disco o inclus su cassete o cinta que era más barato. Como fuera, teníamos que pagar una pequeña o gran cantidad de dinero para hacernos de 15 o 20 canciones de un sólo grupo. Sin embargo, con la llegada del Internet y los programas para bajar música, no faltaba el dealer que te vendía un disco variado, bajar una canción era cuestión de 15 minutos, ahora, en esa misma cantidad de tiempo ya se tiene un disco completo.
Bajar videos de Internet es más tardado que la música, pero comparado con otras épocas donde era imposible o muy poco accesible, ahora es tan sencillo como acceder a Youtube por poner un ejemplo. Si antes sólo MTV o Telehit te daban acceso a videos musicales y los que ellos eligieran, ahora es poner el nombre de la canción y a disfrutar, a si mismo para ver programas, comerciales, documentales, incluso películas o cualquier tipo de video. Para mayor calidad de imagen, basta con buscar un foro y descargarlo. Nunca más depender de la TV para ver a los Caifanes en acción o tener que esperar un día entero para ver el siguiente capítulo de Dragon Ball Z y después esperar porque lo regresaban al inicio.
Información y comunicación al instante. ¿Quieres saber quien quedó campeón en el primer torneo corto en México? ¿Quieres saber donde nació la cumbia? ¿Te interesa el nombre verdadero de Alejandro Sanz? Todas las preguntas tienen una sencilla solución: "ponle en Google". La capacidad de poder enterarse de casi cualquier cosa en segundos es una de las más admirables de Internet. Aún veo con nostalgia una enciclopedia separada en doce tomos, las cuales deje de consultar hace casi diez años. Otra cuestión instantánea, es la comunicación. Primero era escribir una carta electrónica y esperar respuesta, después pasó a escribir y contestar de inmediato, si eso no era suficiente, se podían comunicar por voz, pero ahora, es posible hablar y ver a una persona con el simple apoyo de un micrófono y una Webcam, siempre apoyados por el Internet.
Así me podría pasar toda la noche, escribiendo sobre las evoluciones que han marcado a nuestra generación, encabezadas por la telefonía y el Internet. Hay varias cosas de ocio que han cambiado gracias a esta herramienta, saber al instante el resultado de un partido, hablar con una persona, jugar videojuegos tanto antiguos como nuevos y la lista es larga. Seguro me olvidé de mencionar varias, pero creo que se entendió el punto y el objetivo era ponerlos a pensar en lo afortunados que somos de poder comparar dos mundos tan distintos. Es posible que nuestros hijos no tengan la misma posibilidad, es difícil pensar que la tecnología tenga semejan evolución de nuevo, pero bueno, quizá eso pensaban mis padres y abuelos.
Espero algún día poder descargar "amigas" por Internet.