Como llegó, se fue la semana santa. Aunque todavía queda una semanita para descansar de la escuela (más no del trabajo), los días sabrosos para salir de vacaciones ya pasaron. Así que como dicta la tradición barata de esta época, el destino fue Manzanillo.
Con este es el quinto año consecutivo que me voy al puerto colimense. Ya tenía mi mente preparada para aceptar que no saldría a ningún lado este año, pero una llamada de Rony para proponerme un viaje al vapor, hizo que las cosas cambiaran, el plan era ir dos días y una noche, poco tiempo, pero ante las circunstancias y la economía, era perfecto.
La Salida y la Llegada
Al buen Rony se le ocurrió que la carretera a Manzanillo podría estar atiborrada, por lo que decidió que lo más prudente sería hacerme dormir una miseria y partir el viernes a las 4:30 de la madrugada. Buena idea, aunque un poco exagerada, pasó por mí al jardín de Guadalajarita a la hora acordada y junto con su novia Yunue y su cuñada Astrith, partimos rumbo a la playa.
Como era de esperarse, la carretera estaba más vacía que... bueno, no había nada, soy bastante malo para hacer comparaciones exageradas. El frío estaba a la orden del día, por lo que un café (capuchino caliente) fue requerido para mantenerme en la pelea, se me ocurrió dormirme a las 2 AM, no diría que fue la mejor de mis ideas en estos dos días. El viaje fue ambientado por reggae, ante la promesa incumplida de poner algo de ska, el esfuerzo para mantenerme despierto fue doble.
Después de ir por el camino contando los kilómetros que faltaban y de un par de escenas espectaculares patrocinadas por la luz de luna sobre el mar, las luces de la ciudad y la contaminación de la hidroeléctrica, por fin arribamos al municipio más grande del estado... poco menos de una hora y media después. Lo bueno de haber salido tan exageradamente temprano fue toparnos con un amanecer playero, de los mejores que hay. La luna estaba enorme, era una belleza admirarla, lástima que las cámaras no tenían suficiente zoom.
Este es lo que pasa cuando se intenta tomar una foto al as 6:45 AM
La Playa: Primer Encuentro
Después de admirar un rato el mar nocturno y de un cigarro mañanero, pasamos a hacer lo que cualquiera haría a las 7 de la mañana, ir a comprar alcohol. Llegamos un poco antes de las 7, por lo que la encargada del Oxxo nos mandó a la gaver, al parecer la "ley seca" del lugar termina hasta las 7...tres sietes son de buena suerte.
Un par de días antes me habían recomendado la cerveza Sol de 16 onzas, personalmente no soy gran seguidor de esa marca, pero ante la insistencia de Rony de que eran buenas, decidimos comprar una muestra de 24 latas. Nos regalaron diez kilos de hielo y partimos rumbo a la playa. Llegamos si mal no recuerdo alrededor de las ocho de la mañana, el frío seguía molestando un poco y cuando fuimos a buscar un lugar donde rentar una sombrilla para no asarnos, el primer regalo del viaje apareció ante mis ojos:
¿Alguien pensó que era posible que hubiera una vieja bien buena en bikini a las 8 AM?
Después de recorrer un poco, encontramos unas sombrillas que no eran exclusivas para los socios de los hoteles aldedaños, pero nos quedamos con la duda (y el sol en la cara) de si podríamos rentarlas hasta las 10 AM, cuando nos dijeron que era necesario consumir en el restaurant. Los mandamos a la goma con su consumo y ellos hicieron lo propio con nosotros.
Como todos los años, siempre hay algo raro que sucede y queda como anécdota. Hace tres años fue un departamento que no abría con la llave que cargábamos, créanme que buscar un cerrajero en manzanillo, en jueves santo, sin carro...no es nada divertido. El año pasado fue el repasón que me dio una ola, anécdota siempre bien recibida por mis seres carrillas. Pues este año fue el turno del BMW de Rony, primero pensé que era un idiota por no poder cerrar con seguro una simple puerta, pero cuando Rony no pudo tampoco, se convirtió en un pequeño problema de seguridad, para mi sorpresa, después de una hora de esfuerzos vanos de arreglar el seguro, Rony decidió olvidarlo y disfrutar...en realidad no había mucho más que hacer.
Una mentada de madre con mucho cariño para los guardias de seguridad de Club Santiago que nos hicieron retirar el carro de una zona que porque era exclusiva. ¿Pueden creerlo? Que pretexto tan barato. Aparentemente, sólo se podía estar en ese lugar si cumplías con los siguientes requisitos: ser alto, blanco, orejas puntiagudas y ser inmortal. Malditos racistas. Además, esa aclaración no venía en el cartel:
El primer día de playa siempre tiende a ser de reconocimiento. Después de contactar a Guedea para que se nos uniera y de un chapuzón solitario (todos mis acompañantes sufren de hidrofobia), emprendimos la búsqueda de Teca, quien, a pesar de tener un GPS en el colon, no pudo encontrarnos. En el camino me topé con algunos conocidos de mediana importancia y con el Papirrín y toda su banda, quienes dijeron: "Putazo de Viernes Santo, no se olvida". Después de eso, creo que no volví a saber de él, al menos que me lo haya topado y no recuerde, el alcohol estaba a todo lo que daba.
Todo terminó bien, estaba ebrio y limpio de la cara. El tráfico de regreso de verdad no tuvo madre. Es increíble como un trayecto de 30 minutos a lo mucho, puede recorrerse en dos horas, ahora entiendo por lo que pasan los chilangos, pensé que eso del tráfico pesado era un poco exagerado, típico pensamiento de un pueblerino como su servidor.
Muchachos divirtiéndose, nada que resaltar...
La Disco de los Sueños
Después de ir de Club Santiago al centro en más tiempo de lo que nos tomaría regresar a Colima. Fuimos en busca del departamento que le prometieron a Rony. Dimos unas cuantas vueltas, recordé momentos del año pasado y finalmente volvimos a donde comenzamos al darnos cuenta de que ahí estaba el Arce (el departamento se encontraba en el piso de arriba del depósito).
El lugar no era precisamente acogedor. Estaba completamente desamueblado, no había luz eléctrica y en la pared de la sala había una gran... piedra, una roca gigante pegada a la barda, nunca había visto algo así. Con la ayuda de unas velas, nos bañamos, cambiamos y recogimos todas las cosas, entre la puerta del carro y las "malas vibras" percibidas por las mujeres del grupo, dormir ahí no era opción.
Una vez emprendido nuestro regreso a la zona turística, nos dio la impresión de que estábamos olvidando algo importante. Después de unos minutos de esfuerzo por recordarlo, nuestros cerebros...bueno, nuestros estómagos nos mandaron unas pistas. No habíamos comido bien en todo el día. Como la dieta basada en papas, cacahuates y atún no funcionó, decidimos parar en un lugar que combinaba todos las comidas de carritos ambulantes en uno: tacos, tortas, hamburguesas, hot-dogs y demás comida de bufet. La diferencia, un poco más caro y mucho más malo. Se llevó la noche la señora que no recordó cuantos tacos pedí la segunda vez y después se fue feliz a tomarse un vaso completo de cerveza de un jalón.
Después de salir estafados y poco satisfechos (al menos yo), por fin tomamos rumbo y nos dispusimos a ir al punto de reunión nocturno por excelencia en Manzanillo, me refiero a la famosa disco Nautilus, donde los que no entran, pasan un buen rato tomando afuera de dicho antro. Imagino que en la actualidad está más esparcida la gente, pero antes si era la atracción principal.
Cuando por fin llegamos a la zona, fue muy fácil encontrar donde dejar el carro, a diferencia de años pasados, parece que se llegó a un acuerdo con la gente de Soriana para que permitieran usar el estacionamiento a la manada de borrachos que se acumulan en discos y bares aledaños al lugar. ¿Resultado? Una señora barriendo vómito, botellas y demás porquería a las 7 AM.
Me bajé del auto, abrí una cerveza y cuando nos disponíamos a partir, Rony pidió clemencia y dijo que dormiría un rato, las chavas optaron por lo mismo. Yo decidí irme solo a buscar a Guedea, pero al contestarme en un mensaje que no estaba solo, fui seducido por media hora de sueño, sólo había dormido 2 de las últimas 40 horas. Era media noche, programé la alarma de mi celular para que sonara media hora más tarde y cerré los ojos. Cuando los abrí, el gran reloj de la tienda marcaba la 1:30 y 16º centígrados. Todos dormían placidamente y mi cuerpo no respondía. Revisé mi celular y encontré un mensaje de Solecito-chan donde requerían de mi presencia espiritual (por teléfono vaya), así que le hablé a Isidora quién me hizo notar que el mensaje tenía más de dos horas de antigüedad, colgué al poco rato y volví a dormir.
Las horas se hicieron cada vez más lentas desde ese momento. Cerré los ojos de nuevo y eran las 2, una vez más, las 3, un cigarro, las 4, nuevo intento, las 5, otro cigarro y por fin eran las 6, en ese momento supuse que iba a ser un poco difícil entrar a la disco. Rony despertó, el nuevo plan era ir a la parte de atrás de Nautilus a ver un nuevo amanecer. Fue la hora más larga de mis sueños, la temperatura ya era de 15º. Por fin dieron las siete.
Zona de la Bandita Hippiosa
Después de pasar la noche en el carro con o sin voluntad, llegamos a la playa posterior a Nautilus, a la que denominé como zona de la bandita hippiosa(TM) y una vez más, fuimos recibidos por una postal espectacular:
Esta zona se caracteriza por varios detalles: 1) Siempre hay fogatas, 2) Siempre hay jóvenes con ondas hippies reunidos, 3) Siempre hay un idiota que deja el carro atascado. Y este año no fue la excepción a ninguna de las reglas. Las fogatas, los hippies y la estúpida que seguro llegó toda borracha y en una de esas casi deja el carro junto al barco que iba pasando.
Después de las bromas machistas típicas de una mujer al volante, tuve que hacer una pequeña escala en Soriana para...bueno, sin detalles desagradables, tengo un par de chistes asquerosos al respecto, pero por respeto a la audiencia femenina, mejor me los guardo. Total, el caso es que cuando regresé, ya habían empezado las maniobras de rescate del Jetta blanco. Un pequeño grupo de sujetos borrachos (a los que con seguridad la dueña del carro denominó como nacos) estaban usando una camioneta para intentar remolcar el automóvil sin mucho éxito, al menos que lo que estuviesen intentando fuera atascarse también, porque entonces si les fue bien.
Con flecha roja: Chapulín, con flecha azul: Zorra Idiota Después de varios intentos fallidos, usar una combi de Sabritas para remolcar la camioneta remolcadora original y un llamado a una grúa o algo así parecía, el Chapulín y compañía se dieron cuenta de lo poco agradecida que era la Zorra Idiota, ya que en lugar de hacer algo productivo, gritaba por donde no sostener el carro (para que no lo dañaran). Fue bastante fácil sacar la camioneta del Chapulín de la arena y con un rotundo "vámonos a la verga" de uno de los compinches de Chapu, dejaron las labores de rescate. La Zorra Idiota en lugar de fingir una sonrisa y decir: "Gracias por intentar", se dedicó a hacer un baile reggatonero de hostilidad e impotencia al mismo tiempo. Típico de los fresas de baja calidad que terminan en zona de hippies. Chapulín estaba muy triste, creo que quería llorar.
Sabritas, a que no puedes atascar solo una
Mención aparte a lo que nos hizo el día. Un supuesto baño que estaba en el lugar. Es imposible para mí poder describir el olor que emanaba, he tenido la experiencia de oler cosas como: el río Colima desbordado y lleno de mierda, cuatro años de pasar por la carretera de Coquimatlán, mi cuarto lleno de vómito después de una gran peda, pero nada, ni siquiera los tres anteriores juntos, pueden llegarle a los talones a esa peste. Me gustaría poder guardar el olor y subirlo a esta entrada. Al final de cuentas, no sacaron el carro y mejor nos retiramos. El segundo y último día de playa estaba esperando.
La Peda Silenciosa
Abandonamos la zona de la bandita hippiosa para trasladarnos a la playa de Club Santiago, misma sombrilla, misma arena. Pero después de comprar el pisto y antes de irnos a la playa, llegamos por un merecido desayuno y a buscar un cerrajero (me trajo viejos recuerdos) para ver que se podía hacer con la puerta del carro, alcanzamos a intervenir rápido antes de que Rony fuese estafado con una Sor Juanita.
Al final, seguimos nuestro destino con sólo tres seguros funcionando. Llegamos a Club Santiago y una vez más el maldito recorrido cargando nuestra hielera como Jesús con su cruz, sólo que al final el buen Yisus no abrió la cruz y sacó una de Red Label. Afortunadamente, la sombrilla estaba desocupada y pasamos dos horas ahí antes de que nos fueran a cobrar, Rony ya estaba saboreando las delicias de la coleada.
Apenas pusimos la hielera en la arena y ya estaba sacando una cervecita. Nos sentamos, se pusieron sus bloqueadores y a los pocos minutos Yunue y Rony ya estaban dormidos de nuevo. Astrith tenía un resfriado que no la dejaba tranquila y no se veía con ánimo de platicar. Así que me quedé mirando el mar, ahí estaba yo, pasmado con el movimiento de las olas, desviando la mirada ocasionalmente por el movimiento igual de entretenido de piernas largas que se entrometían en mi encuentro con el océano pacífico.
Después de varios minutos y de darme cuenta de que estaba cronometrando y sacando el promedio de tiempo en que me estaba tomando las cervezas, llegué a la conclusión de que eso no podía seguir así. Al ver a Astrith con la misma cara de aburrición, intenté persuadirla de hablar cualquier cosa que se le ocurriera. Su respuesta fue contundente: "No sé que decir, me gusta escuchar, no platicar". Obvio, es más divertido escuchar, pero hice un esfuerzo, la bombardeé con preguntas y cuando menos me di cuenta, ya era desesperante lo que tenía que esperar para poder tomar la palabra de nuevo. A mediados de la plática, la feliz pareja intervino y se unieron a lo que en mi cerebro se interpretaba como un debate. Así le dimos fin a la peda silenciosa y pasamos un gran rato.
Más tarde se nos unirían un par de amigos más y llegaron dispuestos a un buen chapuzón, así que por fin entré al mar acompañado, que insensibles los demás, sabiendo que no me pueden dejar solo ahí porque me voy a terminar matando, pero al final todo salió bien. Rony insistía en pasarnos a una playa nudista, pero la propuesta no prosperó, pero al menos, por fin aceptaron entrar al agua. No es tan divertido llevar a alguien de la mano (literalmente) para enseñarle que las olas que llegan a las rodillas no hacen que "el mar te trague", pero lo que no tiene madre de divertido es gritar que es la ola más grande que haya visto en mi vida...y que te crean. Astrith fue víctima de su hidromarefobia, también Traded Mark, como no.
El resto del día fue pura diversión. Caminata en busca de la fuente de música banda que se escuchaba, bolitas con Teca (que apareció de la nada) y Rony, el atardecer, que en realidad no recuerdo, pero si se me viene a la mente la ausencia de luz. En fin, las ganas de una noche más y la impotencia de la falta de permiso para las muchachas.
El Regreso
Finalmente emprendimos el viaje de vuelta a Colima. Esta es la sección más corta del post. Recuerdo haber llegado por a la gasolinera, un debate muy divertido sobre los mejores regalos (algo vas a decir, ¿verdad Soles?) y Rony diciendo: "Despierta, Dassa, ya llegamos" y contemplar mi calle. Estando en mi casa me di cuenta de que estaba borracho y lleno de arena. El baño ayudó, pero no del todo, aun puedo sentir granos de arena en las orejas, bastante desagradable.
De los cinco años que tengo yendo, este ha sido el más corto, pero quizá lo pondría en el segundo lugar del ranking de viajes a Manzanas. El RVM está así:
1. Año 2005. Integrantes: Taliban, Teca, Vaca, Rony y Dassa.
2. Año 2008. Integrantes: Yunue, Astrith, Rony y Dassa.
3. Año 2006. Integrantes: Teca, Vaca y Dassa.
4. Año 2004. Integrantes: Sheila, Saraí, Josué, Taliban, Teca y Dassa.
5. Año 2007. Integrantes: Juan Manuel, Teca, Vaca y Dassa.
Su regalo por aguantar un post tan ridículamente largo.