Carrito Amarillo

Si alguien me llegara a preguntar, ¿quién crees que sea la persona que conoce mejor el municipio? Una respuesta sencilla sería asumir que es el presidente municipal, pero supongo que esa es una vil mentira. En realidad, teniendo un retroceso a las etapas de la vida donde tu padre todo lo podía, contestaría: "Pues mi papá... es taxista". Aunque hay que ser sinceros, ¿quién coño me va a preguntar semejante estupidez? Sólo yo mismo.

La cuestión es que toda este asunto de los taxis es un mundo aparte en las calles de nuestra folclórica ciudad. Así que, hoy, que estoy crudo y no tengo nada mejor que hacer, quiero escribir sobre los taxis, pero vamos a ponerle un poco de organización a esto.

En Busca de un Taxi

Pensaba que parte de mi "karma" era no poder encontrar taxis en los momentos de mayor necesidad, pero durante el paso del tiempo me he dado cuenta que es un mal general, a mucha gente le pasa lo mismo. Al parecer, la definición sería algo así como: la cantidad de taxis disponibles es inversamente proporcional a la urgencia de llegar a un lugar. Es frustrante tener que llegar a un destino lo antes posible y ver como la avenida, llena de carros, carece de autos amarillos, peor aún, que si estén pasando pero ocupados. Y es que lo que colma la paciencia es saber que minutos antes (cuando no tenías tal prisa) desfilaban ante tus ojos con letreros de "Necesitamos Trabajo".

¿Cómo termina toda esa amarga espera? Con lo clásico, compartiendo el taxi con otra persona, si tienes la suerte de que uno se pare y te pregunte si vas por el rumbo. Siempre se me dificulta decidir si es mejor aceptar el trato de compartir o esperar a tener una mejor suerte, pero al final mi argumento de "¿cuando he tenido buena suerte?" termina imponiéndose.

Anéctoda: 14 de Diciembre, recuero el día perfectamente por varias razones, fue el día que salimos de vacaciones, me pagaron sin el pinche aguinaldo, tramité una tarjeta de crédito que nunca me dieron (fuck you Banamex) y la razón del taxi, teníamos que llegar (Teca y yo) a una reunión del salón en el Rodeo. Eran las dos de la tarde, hora pico, el sol en todo su esplendor, me marcaban cada cinco minutos para preguntarme si ya iba, no me dieron mi aguinaldo y estábamos en el Seguro donde las señoras se agandallaban los taxis sin ningún tipo de pudor, todas buenas razones para estar molesto por si solas, pero juntas y aderezadas con la falta de estos carros, me llevó a hacer algo que nunca hago, arrebatar los taxis sin respeto... hice claramente la señal, me adelanté y antes que de mi rival me diera baje, me interpuse, abrí la puerta y me subí... la pobre niña de unos 9 años no pudo ni meter la manos, un triunfo con sabor a derrota.


El Taxista

Cada viaje en taxi es una aventura distinta, y esto se debe a la variedad de personas encargadas de manejar estos autos de pasaje público, cada uno con sus historias, sueños y opiniones sobre cualquier cosa. Se puede encontrar desde el típico comentario sobre el clima, el que sabe más que Menotti de fútbol, teorías de conspiración sobre la muerte de Gustavo Vázquez, cátedras religiosas, pervertidos sexuales, entre muchas otra pláticas.

Generalmente estos sujetos parecen oler el humor que traemos en esos momentos y lo magnifican con sus pláticas, si estás contento, te hacen comentarios divertidos, si estás molesto, tienen la facilidad de producirte deseos de girarle el volante y que se los lleve la chingada a los dos o si no quieres hablar de algo, será magia negra o no sé, pero sacan el tema.

Anécdota(s): Pues en lo personal me han tocado varios temas, como mencioné antes, había uno que pensaba que la "supuesta" muerte de G. Vázquez era un farol y otro que intentó darnos lecciones de religión. Más recientemente, un sujeto me contó de su amante ejecutiva, con lujo de detalles que prefiero ignorar aquí y enterrarlos en lo más profundo de mi memoria. En alguna ocasión, un aborto de Adrián Fernández me llevaba a cien por hora por una avenida, él estaba más preocupado que yo por llegar tarde al trabajo, literalmente eso dijo. En alguna ocasión me hicieron una atenta invitación al festejo de los XV años de la hija del chofer.

Aunque en este apartado de taxistas extraños, tengo una amiga con mucha más experiencia que su servidor.

¿Seguirá vivo?

¿Cuánto le debo?

El precio es una cuestión de suma importancia, es vital para decidir si vale la pena hacer uso de este tipo de transporte o incluso si puedes pagarlo, hay días que de plano los pies tienen que hacer la chamba de tu cartera.

A pesar de saber el precio correspondiente a ciertos destinos, no puedo evitar preguntar la cantidad que me cobrará y si por casualidad esta se pasa dos pesos de lo normal, es como si me cobraran el doble, me indigno y regateo hasta conseguir que ese par de monedas regresen a nuestra propiedad, una vez que lo consigo, voy y gasto ese dinero en cualquier pendejada, pero la satisfacción nadie me la quita.

Hablando en serio, creo que somos un estado privilegiado en cuestiones de este tipo de transporte, en comparación con otros lugares como Guadalajara o Manzanillo donde un taxi te quita una ida al cine, aquí es relativamente barato, a pesar de que con el paso del tiempo, la cuota ha ido incrementando, pero aún así es extraño recorrer un tramo que cueste más de 25 pesos.

Anécdota: Dassa y Teca, alumnos de bachillerato con poco conocimiento de la vida, toman hasta emborracharse en Casa Vieja, toman un taxi para regresar y justo llegando a mi calle, el buen Vampi decide que al asiento del copiloto le hace falta un buen baño en vómito. El taxista sonrió y dijo: "son 80 pesos", me indigné y reclamé cuanto pude, pero mi amigo perdido en cerveza, mi aliento alcohólico, mi falta de una credencial que me acreditara como mayor de edad y la amistad del taxista con el policía que paró me hicieron reconsiderar la oferta. Tomé la decisión más sensata, tomé la cartera de Teca y saqué 60 varos para complementar mi billete del buen primo Benito.


En promedio gasto entre 15 o 20 pesos en un taxi, el más barato que me ha tocado en la vida ha sido uno del centro a mi casa, diez pesos y el más caro ha sido de la casa de una conocida al Volcán de Colima, 1400 pesos.

Si, fuimos al volcán en taxi, no se burlen, valió la pena

Un post de mierda para un día de mierda.