Invasión Ranger

Es casi la una de la mañana, en unas horas tengo examen de una materia de la que no recuerdo su nombre puesto que únicamente asistí a una clase en la parcial, algo no sé qué jurídico. Pues como su activo servidor durmió doce horas ayer como protesta silenciosa a ir a la escuela por media hora de clase (siendo que necesito 45 minutos para ir y otros para regresar), ahora no tengo nada de sueño, así que para peder el tiempo y ganar algo de cansancio, les vengo a compartir unas fotos.

La historia: a la gente idiota del radio se le ocurrió la maravillosa idea de hacer una fiesta por no sé que coño. El caso es que iban a tocar bandas de esas chingonas que no deben faltar en ningún gran evento, no recuerdo todos los nombres, pero estoy seguro que estarían "Los Babosos Musicales", "Los Astillados del Culo", "Los Retrasados de Durango", entre otros grandes leyendas de la música mundial.

Pues una mejor idea que reunir a estos grandes músicos, fue la de regalar la entrada con la única condición de llevar una pulserita (desgraciadamente no eran anti-pulgas), la cúal fue regalada en distintos puntos de nuestro bellísimo estado. No tenía problemas con eso, hasta que decidieron invadir mis territorios, así fue como los rangers (y demás géneros denigrados) llegaron a invadir Mercado Soriana, honorable empresa cuyas acciones me pertenencen en un 49% (porque en Soriana puede encontrar todo lo que quiere 1 centavo más barato que en bodega, así que por cada cien artículos que compre usted estará ahorrando un peso para que se vaya de vacaciones con la familia **Soriana...más barato que bodega** tururu. [Anuncio patrociado por KMS S.A. de C. V.]).






Después del chiste largo e idiota que me aventé, prosigo. Era un día normal en el H.KMS-L16 cuando de pronto pude ver a unas diez personas formadas por la zona de taxis. ¿Escasez de taxis? Posible. ¿Exceso de gente en Soriana? Algo iba mal. Cúal va siendo mi sorpresa cuando al mirar más cerca me doy cuenta de que no eran diez, sino alrededor de treinta individuos. Estaba consternado, pensaba que estaban regalando pozole y no iba a alcanzar, pero entonces Isidora Gabriela sugirió que podrían ser los del radio. Al final, tenía razón.

La fila crecía más y más con el paso de los minutos, gente de todos sabores y colores seguían llegando en taxi, camión, corriendo o en carros propios con sonido estremecedor, algo así como sugiriendo que de alguna manera eso los convertía en una raza superior (como el macho dominante o una salvajada así). Se podían encontrar señoras que habían dejado los frijoles cociendo, zorritas de bachillerato e incluso de secundaria, cholos de diferentes banderas conviviendo como una sola nación, sujetos arreglados como si fueran a entrar al Glass (nadie les dijo que no estaba Rada el cadenero amigable). En fin la variedad era palpable, pero la motivacíón era la misma: ser un ranger gorrón.







Sin embargo, mi mayor impresión fue cuando tuve que entrar a la tienda por un encargo de fuerza mayor. Al parecer, los rangers no se estaban concentrando ni siquiera cerca de las puertas del kiosco, eso sólo era la cola del monstruo con sombrero. Lo que me hizo el día fue la voz desesperada del encargado de avisos de la tienda diciendo: "favor de salir del interior de la tienda, las pulseras serán entregadas en el estacionamiento". Nunca había escuchado a uno de esos (ni idea de como se les llama) con voz tan humana, el miedo se había apoderado de él.





Al final de cuentas, el show duró alrededor de tres horas. Cuando por fin se acabaron las pulseras, todo volvió a la normalidad y no hubo pelea de cholos o de gatitas. Tenía ganas de que alguien rompiera los vidrios para dejar de trabajar una semana y que fuera pagada. Quizá para la próxima.

Frases del día:

Esteban: "Hay cabrón, tanto pinche naco vino a verme" (se que suena mamón pero...bueno, pues así es él, pero se le aprecia)

Isis: "Los pobres chiquillos han de decir ¿qué pedo con mi madre? ¿Qué hacemos aquí?" (Una foto aclaratoria al final).

Darly (vía MSN): "Wey, formate y consigueme una pulsera, no seas culero" (tres palabras ja ja y ja).

Yo: "Hay que colarnos y decir que ya no quedan boletos" (idea infantil, pero nunca falta la cara de idiota de alguien que hace que valga la pena).



¿Qué por qué no nos esforzamos tanto en tener los chingados cristales limpios? Pues por ahí va el asunto.